La terapia cognitivo-conductual tiene como objetivo fundamental la modificación de las conductas y pensamientos disfuncionales, es decir, aquellos que conllevan una limitación o dificultad en la vida diaria de la persona. Esto se lleva a cabo a través de técnicas como la desensibilización sistemática, la reestructuración cognitiva, distintas formas de exposición, el entrenamiento en relajación, la modificación ambiental, etc.
En un marco integrativo, asumimos que si la persona introduce cambios o novedades en su comportamiento y cogniciones, es inevitable que también se generen cambios en su guion de vida, y varíe su experiencia interna, aunque incidimos en que es necesario prestar atención a su propio ritmo y a las funciones auto protectoras que dicha conducta puede estar cumpliendo, tratando de que la persona sea dueña de su propio proceso de cambio.